Todo ser
que se compromete con Jesús, debería comenzar una vida de crecimiento en
Él. Antes desconocíamos quién era Jesús. Lo veíamos lejano y por lo tanto
inalcanzable, después de conocerlo queremos parecernos y eso supone un proceso
de cambio en el cual es Él quien nos va a ayudar en forma palpable a través de
su ESPÍRITU SANTO
Aquí es donde debemos dar pasos de Fe y
de Obediencia. No podemos tener a Jesús sólo para los días que nosotros
deseemos porque Él ya está con nosotros todas las horas de nuestra vida y nada
le es desconocido, pues Él nos conoció desde el vientre de nuestras madres,
desde ahí nos llamó constantemente.
¿Qué nos
ayuda para este crecimiento?
·
La oración: Conversación sencilla,
sincera, como niños que todo lo hablan, y que debe darse en cualquier momento
sin mayor protocolo ni formalidades.
·
La confesión: Declaramos nuestras
faltas, pecados, errores a Él. Y otras veces ante hermanos más crecidos, los
cuales deben guardar el secreto de la confesión y ministrarnos el perdón.
·
Apertura al ESPÍRITU SANTO: Esto es,
abrirse a la acción de la tercera persona de la Trinidad en todos los momentos
que sean necesarios para que esta persona de Dios ponga luz o ilumine las
partes más recónditas, escondidas, oscuras, que podamos tener consciente o inconscientemente
para que vaya quedando todo en orden en nuestra vida conforme a los principios
de Cristo.
·
La comunión íntima: “La comunión íntima del Señor es con los que
le y a ellos hará conocer Su pacto…” Salmo 25:14. “Más su comunión íntima es con los justos…”, Proverbios 3:32. La
comunión es una forma de oración o encuentro con el Señor, en la cual me
desnudo espiritualmente frente a Él, derramándome en adoración. Es similar a la
relación de esposo con esposa porque es
en esa relación donde como esposas nos conocen con todos nuestros defectos
físicos, sicológicos y espirituales. En esa relación, la esposa es la única que
conoce al varón con todas sus virtudes y defectos, biológica, sicológica y
espiritualmente.
·
La lectura de la Palabra o Biblia.
Especialmente Hechos de los Apóstoles, los Evangelios, Salmos, Proverbios y
luego el Antiguo Testamento, Hebreos 4:12 “Porque
la Palabra es Viva y Eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. La vida de
Cristo relatada por sus apóstoles son enseñanza viva para nosotros los
cristianos y por consiguiente nos va descubriendo tal como somos y nos permite
dar pasos de obediencia ante Él y para Él.
Todos estos pasos van trayendo fruto
agradable a Dios y son percibidos y gustados por muchos que en este tiempo le
buscan y lo anhelan.
9. Conclusión
Dios nos creó por Amor. Nuestra vida
tiene propósitos claros, definidos. No podemos quedarnos tranquilos después de
nuestro compromiso con Cristo, sentándonos domingo a domingo frente a un pastor
o sacerdote, sintiendo que hemos cumplido con Dios, asistiendo al culto, que es
un homenaje a Dios o a una misa o acción de gracias. Nuestra vida debe ser
reflejo de Jesús, por lo que necesitamos estar día a día en Su presencia,
entendiendo que toda circunstancia que vivimos “nos ayuda a bien”, o sea todo
es útil y nos trae madurez, crecimiento en Él. Todo ayuda a bien a los que aman
al Señor.
Jesús siendo Hijo de Dios, tenía claro a
lo que venía y concluyó su ministerio o servicio, haciendo la voluntad del
Padre hasta la muerte, la muerte de cruz, pronunciando en el Gólgota: “Consumado es”. Es decir, todo fue
hecho.
Todos tenemos capacidad para conocer a
Dios, amarlo y agradarle. Oseas 6,3.
Sobre
toda cosa guardada debemos guardar el corazón. Proverbios 4:23.
El corazón que se traduce como el alma,
el espíritu, mente debe ser revisado constantemente, a la luz del E. Santo.
Es importante tener cerca de uno,
alguien que con buena voluntad nos pueda ayudar en el crecimiento espiritual.
Todos necesitamos formación: Jesús formó
a muchos discípulos en varios círculos: Un círculo de más de setenta y tuvo los
más íntimos, sus doce discípulos o seguidores; también nosotros necesitamos la
formación y compañía de otra persona en la formación de la vida en Cristo. En las cartas a las diferentes
iglesias habla de esta forma: Anímense
(1ª Tesalonicenses 5,11) y exhórtense unos a otros (Col.3, 16), Confiésense
unos a otros Santiago 1,16 “Oren unos por otros”, hospédense unos a otros (1ª
Pedro 4,9).
Busquemos el gobierno de Dios y nuestras
almas serán gobernadas por Él, para ello debemos ser humildes, humildes para reconocer las cosas que deben cambiar en
nuestro ser.
No olvidemos perdonar:
·
a nosotros,
·
las circunstancias,
·
a Dios, y,
·
a
toda persona que de una u otra manera, consciente o inconscientemente nos debe
algo.
Al efecto, en un verso de la oración
modelo del Padre nuestro, Jesús nos enseña:
“… Y
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden”.
En otras
versiones dice: “Y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores”, es decir, aquel que nos debe amor, caricias, aquel que nos
debe ofensas…
Pensemos
con misericordia de los demás así como deseamos que tengan misericordia con
nosotros. Jesús quiere misericordia, no sacrificios.
Bienaventurados
los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.
Recordemos que un alma herida no sólo
actúa mal, toma malas decisiones.
Una persona con alma herida, necesita sanar, limpiar su alma para así
poder poner por obra la Palabra, que es Jesús mismo quien quiere manifestarse
hoy.
Fuente: Libro El Alma de Laly de García
No hay comentarios:
Publicar un comentario