EVANGELIZANDO A TRAVÉS DEL ESPÍRITU SANTO

LALY DE GARCIA

LALY DE GARCIA

martes, 11 de septiembre de 2012

Testimonios por Laly de García



Testimonio: Hace unos 8 años atrás más o menos caí en una depresión. Fue bueno tenerla, para entender a otros. Mi propia hermana la padecía. Ella me lo contaba mas yo no la podía entender. Me decía, tratamos de darle lo mejor, esconderle muchas cosas tristes que pasamos. La pregunta era ¿cómo puede ser que tenga depresión? Sin embargo, la padecía. Mi depresión fue durísima, los fármacos que me recetaban no me caían bien, me daban vértigos. Lloraba de mañana hasta la noche, no era un llanto silencioso, era un llanto a gritos, desgarrador. Sentía un sufrimiento enorme que corroía mi ser. Pasaba con la Biblia y un cuaderno, anotando sobre la angustia, la soledad, el dolor del alma. Aún no comprendía yo el por qué; me trató una Psiquiatra. Yo le contaba las más diversas cosas vividas, llorando.
Nada parecía aquietar mi dolor. Un día vino un primo y al verlo me puse a llorar, le pedía perdón por mil cosas que no había podido hacer…él me miró, respondiendo: tú has hecho lo que podías. Sentía soledad, culpa, dolor de cosas que no había podido hacer, dolor de estar sola, de verme tan poca cosa, ante miles de sensaciones de tristeza profunda. Sentía que nadie realmente me quería y comprendía. Un día comencé un proceso de hablar, trasparentar situaciones, hechos, que a pesar de mucha sanidad interior, vaciamiento, ministración de liberación, salieron a flote, venían a mi mente. Estaba débil, no encontraba la fuerza para hacer los ejercicios espirituales que conocía. Hubiese querido tener a las personas, algunas sí las tuve, poder conversar con ellas. Las cosas se fueron dando poco a poco. Me hicieron una terapia de psicodrama; pude iniciar un camino de regresión. Les puedo decir que quienes me vieron dando retiros, enseñanzas, apoyando a mi marido, no entendían nada. Eso fue peor. Un peso doloroso. Hubiese querido tenerles más cerca, sentir sus brazos, sus manos, sus miradas cariñosas… Fui dando los pasos que creí serían importantes para mi cura. A pesar que en algunos no fui entendida, necesitaba que me ministraran el perdón, pero no fue así; tuve que esperar por varias semanas.
Luego, vino ese perdón, también la crítica. Pero, estaba firme en seguir dando los pasos que fueran necesarios para salir adelante.
Mi decisión fue acertada. Pude sanar poco a poco.
Aprendí que una persona que está sufriendo una depresión:
·                no es por lo último que tuvo que vivir.
·                Son muchas situaciones o cosas que han afectado.
·                Puede venirle a un siervo o sierva del Señor. No es raro. Son personas que han atendido muchas vidas. Tienen que vivir sus propios problemas familiares. Están sujetas a soledad, a no sentir el amor, a tener que ser fuertes cuando en verdad somos vulnerables,  podemos cometer errores, sentir que pecamos, sentirnos incomprendidos(as), como seres humanos tener expectativas frustradas.
·                La persona entregada a la tarea espiritual es un ser humano, no tiene nada de ser superior, necesita cariño, estímulo, aceptación, comprensión, compasión. Es claro que quien está en el Camino, es una persona que está en formación, por tanto está sujeta a errores, a desconocimiento. Quien está en formación está aprendiendo. El siervo o sierva de Dios no está acabado.
·                 
TESTIMONIO:
He conocido  a sacerdotes, guías, pastores, que cuando reciben cariño, sea pequeño o grande, ellos manifiestan su alegría y gratitud por estos gestos de comprensión a su tarea. Es cierto, cuando uno se involucra en la tarea espiritual no tiene tiempo para almorzar o cenar con quietud, de manera que cuando nos invitan nos sentimos gratificados, comprendidos, amados. Podemos estar tranquilos y gratos con quienes son seguidores de Jesús, nuestros hermanos que nos bendicen.
·                A veces, en la labor espiritual se pueden recibir juicios que son duros, muy duros. Lo que afecta no solamente la comunicación sino la relación fraternal. Es bueno representar una crítica con delicadeza, vivencia y/o amor.

TESTIMONIO:
En mi caso he sido criticada por ser muy carismática: los carismas los da Dios Trino, son regalos, no indica santidad, sólo fe y obediencia. Me han criticado también por mis continuas enfermedades, en verdad, soy débil en esa parte, pero no puedo hacer más que aceptar con resignación lo que me ha correspondido vivir. No es grato estar enfermo, con fármacos, a veces en cama otras en clínicas, otras trabajando con dolores y sintiéndose muy frágil. Lo más duro es que te digan que es “por causa de pecados no confesados”.
El hecho de escribir charlas, dar retiros, prepararse para ellos, en todo, no significa que te aplaudan, por el contrario es arma de doble filo ante cualquier traspié que como ser humano tenemos. Es objeto de crítica.
Por todo lo anterior, se diga: “quiere ser vista”, “quiere estar sobre su marido”. Sin comentarios.
Un sacerdote, muy amoroso, me comentaba que a él lo criticaban mucho, pero a ninguno de sus feligreses se le ocurría ofrecerle ayuda. Es decir, estaban pronto para la crítica, lentos para trabajar con su pastor.
·                En oportunidades la familia de la persona entregada a la labor espiritual, tiene sufrimientos. Puede sentir que no se ha dado por entero a los suyos. Hay sentimiento de culpa. Se descansa cuando la persona se acerca y cuenta  todo cuanto Jesús ha hecho por ella y por ellos, con gratitud; y dar a conocer el compromiso.
·                En la iglesia no se comprende el estar en depresión; creo que ahora hay más luz. Por eso recomiendo no prejuzgar a la persona enferma de depresión diciendo, por ejemplo: “algo hizo… por eso está enferma”; “quizás tiene pecado oculto”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Monólogo de Laly de García

Presentación de libros

Encuentro con Jesús Señor SEÑOR